Reproducimos a continuación este artículo de Juan Manuel Berges publicado en la revista de la Asociación el Borrocal, nº 7 de Agosto de 2012.
La devoción a la virgen del Tremedal en Bronchales
Juan Manuel Berges Sánchez
La localidad de Bronchales ha destacado a lo largo de la historia por la elevada religiosidad de sus habitantes. Además de la actual ermita de Santa Bárbara que en su día fue la parroquial hasta que se construyó la actual iglesia de La Asunción, destacan entre la arquitectura religiosa las ermitas de San Antonio y San Roque. De carácter privado aún se mantiene en pie la ermita de la virgen de La Abeja en La Jara cuando estas tierras estuvieron bajo dominio de los Heredia. La ermita de San Sebastián se cita a fines del siglo XV. Estaba localizada en el actual paraje de El Santo. Por otra parte, si en el siglo XVII ya se citan las cofradías del Rosario y del Dulcísimo Nombre de Jesús[i], en 1770 tenía instituidas cuatro cofradías: el Santísimo Sacramento, San Sebastián, la Natividad de Nuestra Señora y San Ginés[ii]
Es por todos conocido el fervor que los hijos de Bronchales profesan todavía en la actualidad a la virgen del Tremedal. Hasta el punto que se ha mantenido inalterable a lo largo de los siglos casi desde el mismo instante de la leyenda de su aparición. Desde la niñez familias enteras se han desplazado andando y con caballerías a través de sinuosas sendas en organizada romería hasta el cerro del Tremedal.
El presente artículo aporta razones de peso que demuestran cómo la devoción a esta sagrada imagen ya echó sus raíces en esta localidad en las últimas centurias del Medioevo.
El padre Juan Antonio Jarque
Las primeras noticias las aportó Juan Antonio Jarque, jesuita, natural de Orihuela, cuando escribió la primera historia de la virgen del Tremedal allá por el año 1660[iii]. . Su apellido todavía denuncia su ascendencia de Bronchales que el reconoce cuando redacta su apasionado relato sobre la milagrosa aparición de la virgen:

…En el archivo del lugar de Bronchales, distante una legua del Tremedal, donde mis abuelos paternos tuvieron casa y hazienda…
El padre Juan Antonio Jarque nació en Orihuela del Tremedal en el año 1600. Tuvo tres hermanos; todos fueron destacados religiosos. Estudió en el seminario de Calatayud. La hacienda de su familia, como podemos comprender, quedó vacía de mano de obra por lo que su padre acudió a dicha localidad para incorporarlo a las tareas del campo. Advertido a tiempo de su llegada pudo refugiarse en el colegio de los jesuitas. Su padre no logró convencerle durante dos días que permaneció para que volviese a su pueblo natal. Tras el infructuoso regreso su padre falleció dos años después.
Nos sorprende que los cuatro hermanos estudiasen porque eso suponía un elevado coste para su familia cuyo potencial económico desconocemos. Jerónimo Jarque se graduó en la universidad de Zaragoza, el doctor Francisco Jarque entró en el año 1624 a los quince años de edad en el colegio de jesuitas de Zaragoza, fue rector en Perú de la parroquia del Potosí, así como juez metropolitano y comisionado de España para el arzobispo de Caracas. Se salió de la orden y fue nombrado deán y vicario general de la diócesis de Albarracín por el obispo Gerónimo Salas Malo Desplugas.
Escribió entre otras la vida de los padres jesuitas Antonio Ruiz de Montoya y Cataldino, así como redactó las honras fúnebres de Martín de Funes y Gerónimo Salas Malo Desplugas, obispos de Albarracín; el último hermano, José Jarque, entró en la compañía a la edad de catorce años. Estudio en el colegio de Zaragoza. Prestó sus servicios en Paraguay pero a la vuelta falleció de hidropesía, enfermedad ligada a la tuberculosis o a trastornos funcionales del corazón[iv].
Es posible que sus estudios los sufragase su tío el licenciado Antonio Jarque, quien instituyó la cofradía del Dulcísimo Nombre de Jesús. Sabemos que la familia Jarque fue uno de los linajes dominantes de Orihuela del Tremedal. Eran los patronos de la capilla de Santiago en la parroquial donde enterraban a sus vástagos. El deán Francisco Jarque la regentaba en 1689[v].
El padre Juan Antonio Jarque (1600-1666), natural de Orihuela del Tremedal, jesuita eminente, célebre orador y escritor notable, destacó por sus trabajos sobre el sermón barroco y la oratoria cristiana. Dado su prestigio recibió el encargo de la ciudad de Zaragoza de predicar las honras fúnebres del rey Felipe IV. Su obra más importante, El Orador Cristiano, trata a través de 10 tomos la oración fúnebre y el sermón evangélico del Siglo de Oro. En el tomo V incorpora la obra de 51 páginas sobre la historia de la virgen del Tremedal.

La primera noticia sobre una romería al cerro del Tremedal se remonta a fines del siglo XV. Pedro Soriano, molinero de Bronchales, instituyó entre otras cláusulas de su testamento, redactado el 5 de marzo de 1486, una limosna por la cual todos los años se obligaba a entregar una fanega de harina a los vecinos que iban en procesión, la víspera de San Juan, a Santa María la Veja del alto de Orihuela. Con esa harina se hacían tortas que se entregaban a los romeros en la fuente del Canto, paraje situado a mitad de camino del recorrido[vi]. Esta costumbre todavía se observaba en 1660[vii]:

Y hasta hoy se reparte esta limosna por mano de Don Geronimo Pérez Toyuela[viii], sobrino del ilustrísimo Señor Don Gerónimo Salas Malo Desplugas, Obispo de Albarrazin, descendiente y heredero por línea de varón del que la fundó…
La romería de fines del siglo XV estaba plenamente institucionalizada, pues Pedro Soriano establece al concejo de Bronchales como albacea. De esta manera se garantizaba el cumplimiento de las últimas voluntades del testador. Además, el hecho de citar a la ermita nos sugiere que ya existía un establecimiento religioso permanente en la fecha de su redacción, que ya acogía por entonces grupos de peregrinación organizados. Esta rogativa cesó en torno a 1890, unos años después de la inauguración del nuevo santuario tras la destrucción por los franceses en 1809[ix].
Este testamento aporta otras noticias interesantes sobre la religiosidad en Bronchales, pues Pedro Soriano ordena además que se haga un majano frente a su molino para que se le canten tres responsos a sus dos esposas fallecidas a la vuelta de la procesión de San Cristóbal:

Item, más dexo en cargo sobre el dito molino tres responsos cantados, que los digan por mi ánima et de mis mugeres Ryta y Sancha Pérez, quando verna la procesyón de San Cristueval allí en par del molino que fagan hun majano y que aquel que será senyor del molino sea tovido de pagar seys dineros al rector o vicario que será y a los cantores.

Un dato importante a destacar. Se constata, pues, que ya a fines del siglo XV, en 1486, se iba en procesión a la ermita de San Cristóbal y se hacía una parada a la vuelta frente al molino. Y, por otra parte, se certifica el fervor que tenían los hijos de Bronchales a la virgen del Tremedal porque acudían dos veces al año al santuario, una de forma colectiva, todo el pueblo en solemne romería, la víspera de San Juan Bautista, y el propio día de la festividad del Tremedal (el domingo siguiente a la Natividad de la Virgen de septiembre, cuando se celebra el Dulcísimo Nombre de María). No se explica de otra manera que esta localidad fuese una de las escasas poblaciones invitadas a la inauguración del nuevo santuario y las dos hospederías el 13 de septiembre de 1748[x].
Ese cariño especial hacia la virgen del Tremedal tiene su adecuado complemento con los numerosos vecinos que se inscribieron en la cofradía de la Esclavitud de la virgen del Tremedal. El número de socios ascendió a 134. Sin contar la localidad donde estaba situado el santuario, puede afirmarse que Bronchales fue la segunda población más numerosa que aportó más esclavos de todas las poblaciones que visitaban los cuestores o limosneros del santuario, sólo superada en términos absolutos por Zaragoza (211), aunque conviene matizar en su descargo que en esta ciudad también se constituyó otra cofradía de la virgen del Tremedal en 1794, lo que sin duda contribuyó a esta cifra elevada de cofrades.
Todos los años los cuestores, limosneros o verederos del santuario recorrían durante tres meses las localidades de las diócesis de Teruel/Albarracín, del partido de Daroca, de la diócesis de Sigüenza, de la provincia de Cuenca, las tierras de La Mancha y del sur de la actual provincia de Soria. Según privilegio concedido por Carlos III el 6 de junio de 1771 dos capellanes estaban autorizados para pedir lana y trigo para el santuario por todas las localidades donde estuviese arraigada la devoción a la virgen del Tremedal. Estos cuestores anotaban en sus libretas el alcance de lo recaudado en cada localidad.
Los esclavos de cada población tenían la obligación de darle alimento y posada. También recurrían a los niños para que pregonasen su llegada a cambio de golosinas. Para fiscalizar el importe de la limosna firmaban el recibí junto a alguna autoridad del pueblo (alcalde, rector, médico) estampando el sello bien del concejo o bien de la iglesia parroquial. Recogemos el apunte de lo recaudado en Bronchales el 4 de octubre del año 1900, en cuya colecta intervino el cura Emilio Marconell:

Bronchales. Hecha la limosna en este pueblo para Nuestra Sra. del Tremedal y vendido el trigo que se colectó en Monterde, ha resultado 7 pesetas y 14 céntimos. Bronchales, 4 de octubre de 1900. Firmado: Emilio Marconell, eclesiástico (al margen el sello de la parroquia).

En consonancia con el fervor que siempre han profesado los hijos de Bronchales sobre esta sagrada imagen, conviene resaltar la gran acogida que tuvo esta localidad con la virgen del Tremedal cuando visitó las parroquias de la Sierra de Albarracín en un camión adornado con sencillas ramas de chopo conforme discurría su ruta misionera hasta la capital turolense. Se cumplía el octavo centenario de su aparición y aprovechando dicha efemérides fue elegida para patrocinar la Misión General de ese año. Eso sucedió entre el 29 de octubre y el 12 de noviembre de 1967. Muchas fotos del momento dan testimonio de la emotiva recepción ecuestre que le dieron los vecinos de Bronchales.
Entre los milagros conservados de la virgen del Tremedal apuntamos textualmente el relatado por el padre Juan Antonio Jarque en 1660, que constata el flujo trashumante hacia tierras levantinas durante el siglo XVII de los rebaños procedentes de la Sierra de Albarracín (a fin de cuentas la Virgen se apareció a un pastor manco) y el extenso desarrollo del influjo de la devoción a la Virgen como consecuencia de los postulados que plasmó la doctrina del Concilio de Trento[xi]:

Un ganadero de Bronchales tenía en el Reino de Valencia dozientas ouejas, que le parieron otros tantos corderos. Uno de éstos, singular por remendado y por tal más conocido entre los otros, lo ofreció a la Virgen del TREMEDAL. Los ciento y nouenta y nueue se le murieron y solo boluió a su casa viuo el consagrado a MARIA. Lleuólo mui alegre y ofreciólo de nueuo en la Santa Hermita, diziéndole a la Virgen: Señora, este cordero es vuestro y yo con mui buena voluntad os lo sacrifico y rindo a vuestros Sacratísimos Pies. El es manchado, vos siempre purísima y sin mancha de culpa original…
A comienzos del siglo XVIII también recoge el padre Francisco Lorente otro milagro que acaeció a Juan Barquero en las Casas de Frías, relacionado con las tareas propias de tala de leña en el monte:[xii]

…Por el mes de Marzo del año de 1717, Juan Barquero, natural de Bronchales, hallándose con sus Padres en las Casas de Frías, subió a cortar leña a un elevado Pino que había sobre un espantoso despeñadero; desgajóse la rama en donde puso el pie, tan poco seguro como inadvertido; y vencido el cuerpo hacia el peñasco, al conocer, aunque tarde, el riesgo, dixo gritando: Virgen del Tremedal asistidme. Valióle la invocación soberana de este nombre, porque aunque comenzó a caer por lo más pendiente y tajado del precipicio, se detuvo luego en la poyata o punta de peña que sobresalía, siendo no más la que precisamente bastaba para mantenerse el cuerpo en penosa y bien reducida postura, con no pequeño horror de la vista; oyeron las voces dos o tres hombres que había trabajando por aquel parage, acudieron compasivos y desembarazados del asombro de verlo en tan peligroso estrecho sitio, lo sacaron tan gustosos, como se dolieron antes compadecidos…
También queremos destacar la participación voluntaria y desinteresada de los vecinos de Bronchales en la reconstrucción del santuario del Tremedal durante el siglo XIX. Algunos incluso fueron miembros de la Sociedad Reedificadora creada en 1851. Muchos de ellos aportaron jornales sin remunerar, mientras otros entregaron partidas de cal para las obras a un precio no especulativo. Preferimos transcribir textualmente el contenido de la carta que envió el 6 de mayo de 1852 Francisco Barquero, párroco de Bronchales, a Tomás Hernández, presidente de la Junta Reedificadora que se había constituido un año antes[xiii]:
Bronchales, 6 de mayo de 1852:

Estimado Sr Tomás: Recibí la de V. y enterado de cuanto contiene debo manifestarle que el Ayuntamiento, si el tiempo lo permite, tiene determinado el tener conzejada este domingo, por cuyo motibo no podrán concurrir al santuario ningún vecino a trabajar, sin embargo que yo se les he hecho saber a muchos y tienen voluntad, pero sino puede ser éste será el siguiente o siguientes si continua la obra, pues el Sr. Regente lo anunciará este domingo al pie del altar en la misa primera que así me lo a dicho; con respecto a la cal le he ablado a los que la tienen y dicen estar en vender la que tengan, que seran sobre 300 arrobas, pero no han querido vajar el precio que es de 17 maravedis una o dos reales el quintal[xiv] que es lo mismo, esta yo haré de modo de juntar las caballerías que pueda aunque haya concejada e hiré a la calera, presenciaré el peso y si no tengo ocupación precisa hiré con ella al santuario y sino pudiese hir mandaré la lista de las caballerías que van y las arrobas que lleban; a varios vecinos les hecho saber cuanto contiene el reglamento por si querían sentarsen socios de la hermandad y aunque algunos tenemos voluntad de ello falta lo mejor, pero al fin veré de modo que algunos se apunten que cuando nos veamos hablaremos, pero con respecto a contribuir con sus personas y caballerías están deseosos muchos de ellos. Sin más, quede V. mis afectos a la esperanza y […] de todos los de casa, queda de V. su afectísimo amigo. Firmado: Francisco Barquero.
P.D. Dígame V. si acomoda el precio de la cal y las arrobas, que llevaremos silla y caballerías.
No podríamos obviar a un gran devoto de la virgen del Tremedal. El padre jesuita Blas Barquero, natural de Bronchales. En la segunda edición de la Historia Panegírica (1766) incorpora un anagrama y epigrama en versos latinos. Terminamos con sus versos que rememoran las tres veces que la Virgen se desplazó desde el solar de lo que fue fortificación y posterior ermita del Castillo construida sobre la planta del poblado celtíbero de El Toril (cuyos restos se pueden apreciar en la actualidad junto al camino viejo), hasta el emplazamiento del cerro del Tremedal. Los costaleros, como manda la tradición, todavía dan tres vueltas frente al santuario como acto de sumisión a la decisión de la Virgen de elegir esta montaña para ser venerada:

… Pero si tres veces la baxaron al Castillo, otras tantas burló Nuestra Señora sus intentos, bolviéndose a la peña que eligió para sitial desde el principio…
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Juan Manuel Berges Sánchez
Doctor en Historia
Centro de Estudios de la Comunidad de Albarracín (CECAL)
VER O DESCARGAR ARTíCULO ORIGINAL
[i] TOMAS LAGUIA, César, «Las iglesias de la diócesis de Albarracín», Teruel, 32, (Teruel, 1964), pág. 27
[ii] LATORRE, José Manuel, La comarca de la Sierra de Albarracin en la Edad Moderna, anexo, inédito. POLO RUBIO, Juan José, «Cofradías y hermandades de Teruel y Albarracin en el siglo XVIII*, Aragonia Sacra, IX, 1994, pp. 89-98.
[iii] JARQUE, Juan Antonio, «Historia breve de la milagrosa aparición de la santisima virgen en el Tremedal, monte de Origuela, en la Comunidad de Santa María de Albarrazín, sacada de la dedicatoria que al gobierno eclesiástico y secular de dicho lugar, patria suya, hizo del tomo quinto de su Orador
[iv] MIGUEL POVES, Jose María, Apuntes para una historia de Orihuela del Tremedal, ayuntamiento de Orihuela del Tremedal, 1928. Una primera reedición fue publicada en 1935. La última en 1990 con introducción de Juan Manuel Berges Sánchez, pp. 23-24. Vid. JARQUE, Juan Antonio, «Historia breve de la milagrosa…», pp. 35-40.
[v] SEBASTIAN, Santiago, Guía artística de Orihuela del Tremedal, ayuntamiento de Orihuela del Tremedal, Gráficas G. Vidal, 1970, pág. 82.
[vi] BERGES SANCHEZ, Juan Manuel e IBANEZ HERVAS, Raúl, El culto a la virgen del Tremedal, CECAL, colección etnografía, 4, Teruel, 2012. Apéndice
Documental núm. 2.
[vii] JARQUE, Juan Antonio, «Historia breve de la milagrosa aparición de la santisima virgen en el Tremedal…», pág. 18.
[viii] Hay que advertir que las armas de los Pérez de Toyuela presiden la fachada de la casa de Florencio Pérez. Vid. mi artículo «El linaje de los Pérez de Thoyuela», Programa de Fiestas de Bronchales, 2003.
[ix] M.I.I, Compendio de la historia de Ntra. Sra. del Tremedal, Gutemberg, imprenta moderna de A. Garijo, calle del comercio núm. 12, Toledo, 1914, edición facsimil con prólogo realizado por Juan Manuel Berges Sánchez y Raúl Ibáñez Hervás, publicada por editorial Maxtor, Valladolid, (CECAL, 2009], pag 15.
[x] Junto con Pozondón, Ródenas, Motos, Orea y Griegos: LORENTE GARCIA, E, Historia panegírica de la aparición y milagros de Maria Santissima del
Tremedal, venerada en un monte del lugar de Orihuela, del obispado de Albarracín; segunda impression nuevamente corregida e ilustrada por su autor….
quien la dedica a los dichosos nobles esclavos de Nuestra Señora, con licencia: en Zaragoza: por Joseph Fort, año 1766, pág. 98.
[xi] JARQUE, Juan Antonio, Historia breve de la milagrosa aparición de la santisima virgen en el Tremedal…., pág. 32.
[xii] LORENTE GARCIA, F, Historia panegírica de la aparición y milagros de María Santissima del Tremedal, venerada en un monte del lugar de Orihuela, del obispado de Albarracín…; quien la dedica a la Esclavitud de Nuestra Señora, tercera impresión a expensas de un devoto, con licencia: En Valencia: Por Joseph Estevan y Cervera, Plaza del Horno de San Andrés, Año 1786, [ reedición facsímil CECAL, Junta de la Virgen y ayuntamiento de Orihuela, 2005 con introducción de Juan Manuel Berges Sánchez), pp. 248-249.
[xiii] Archivo Parroquial de Orihuela del Tremedal, carta epistolar, sin catalogar.
[xiv] Equivalencias aproximadas en Aragón: Un quintal 46 kg o 4 arrobas y 100 libras. Una arroba, 36 libras. Mientras un real son 34 maravedís.
[xv] Se refiere al pueblo de Orihuela.
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