Reproducimos a continuación este artículo de Juan Manuel Berges publicado en la revista Mayumea 3 en Marzo de 1985 donde se ofrece la biografía del artista peruano residente en Pozondón que hizo un mural de un «TUMI» esculpido en una roca de rodeno del Barranco del Cardoso que se conoce como La Piedra del Peruano.
Mauro Mistiano: otra forma de concebir la vida[i]
Juan Manuel Berges Sánchez
Al acercarnos al pensamiento trascendente de Mauro Mistiano podemos contagiarnos de su personalidad vital a través de un lenguaje fluido, que transmite reiteradamente la necesidad de transformar las mentalidades, para converger en un destino común: la búsqueda de un mundo mejor.
Muchos le conocen, sin embargo, su presentación es obligada para poder ahondar en su proyección humana. Nació en una pequeña aldea próxima a Arequipa (Perú), y desde sus años de infancia sintió la necesidad de plasmar en su lienzo la realidad de la vida. Su vocación de dibujante era inequívoca, con excepcionales dotes para su proyección.
Pronto cursó estudios universitarios en su país, perfeccionó sus conocimientos sobre escultura y pintura, para arribar posteriormente a Madrid a probar fortuna. Pequeños trabajos iniciales precedidos por la incertidumbre, dieron paso a ser considerado uno de los mejores especialistas del cómic y diseño de maquetas de video y cinematografía —«el cómic crea el patrón del futuro»—, merced a su confianza en sus cualidades y a su condición de trabajador infatigable: esas son las claves de su éxito.
Un día llegó a Pozondón, pueblo natal de su esposa en busca de reposo, donde lejos de contagiarse por la antítesis campo-ciudad «New York es el símbolo la grandeza-derrota del acercarse a sus orígenes: la grandiosidad de la piedra de rodeno.
Eligió el lugar idóneo para llevar a cabo en Los Arejos del Cardoso (Pozondón) un proyecto singular: modelar la rojiza masa pétrea al estilo de las suntuosas construcciones incaicas, donde converger sus orígenes andinos y la hospitalidad hispana.
Interrogamos el significado de su obra: «se trata de un TUMI -nos dice— objeto infra utilizado durante las ceremonias de sacrificio. Exactamente servía para seccionar miembros o partes del cuerpo. En este caso, la empuñadura del útil representa en un intento de conjugar el arte plástico de la cultura inca con los rasgos de belicosidad características de su política militarista, aunque su imperio empleaba la diplomacia antes de lanzarse a la guerra».
Si sugestivo es el concepto, la dimensión humana de su mensaje nubla cualquier otro propósito. Sin remuneración económica alguna, en compañía de un compresor — amigo solitario— en su día ofrecido por la Diputación Provincial, el sentimiento bucólico que desprende el paraje de Los Arejos del Cardoso queda resaltado por la talla artística de la piedra. «Por amor en letras grandes, por agradecimiento a la generosidad de estas gentes», es la leyenda que preside su objetivo, sensibilidad donde lo nimio queda exaltado» es el alma enfrentada a las exteriorizaciones corporales. No busca publicidad bajo ningún concepto porque no la necesita, se aleja de la despersonalización.
Por otra vertiente paralela discurre su camino. Se trata de exaltar el ambiente pintoresco que rodea dicho enclave —en una tase sucesiva moldeará un grupo de joteros propios de la cultura de la zona—. Precedido por un mutilado torreón, restos del Castillo de los Ares citado ya en la época de Almanzor y entronizado por la borrosa «piedra escrita», para unos con caracteres arábigos, para otros símbolos de la Edad de Bronce, amén de los residuos de unos yesares, la medieval «aldea vieja» reúne las condiciones necesarias para ostentar un lugar privilegiado en la Sierra de Albarracín en un número sucesivo ampliaremos la información—, como un sinfín de parajes desconocidos alejados de las rutas tradicionales.
Volvemos al hilo narrativo. No sólo se trata de divulgar —nos comenta—, sino evitar el progresivo avance de la erosión. Hasta hace poco se veían choperas a lo largo de una pequeña pradera, sin embargo el efecto de aguas torrenciales consecuencia de las tormentas del estío o del deshielo y de una orografía abarrancada, produce el desgarro de las tierras marginales y su posterior arrastre hacia las zonas más bajas. «Un pequeño dique o remanso evitaría el azote de aguas incontroladas, el grave deterioro erosivo, así como la posibilidad de acondicionar una especie de abrevadero para uso ganadero, y permitiría con el riego la aparición de plantaciones que sujetarían el movimiento del suelo.»
Damos paso a un tercer estadio: el intento por reunir en un congreso o tertulia a un conjunto de artistas dispersos que dejarán el testimonio material de sus cualidades, a modo de testimonio artístico, y a la vez expresar el contenido de su obra. Proyecto ambicioso de Mauro Mistiano que MAYUMEA desea asumir como nexo de unión y colaboración. La Sierra de Albarracín necesita divulgar los secretos que oculta, lejos de la difusión tradicional de las excelencias naturales que posee, para ello necesitamos una labor de conjunto ajena a la diferenciación ideológica: ése es el lastre que sufrimos desde épocas remotas y puede hipotecar nuestro futuro.
El hechizo atrayente de la Sierra de Albarracín ha penetrado en la sensibilidad de Mauro Mistiano y le ha identificado de tal manera su silencio, que le ha motivado a desprenderse de sí mismo para postrarse largas horas frente a la resistencia de la roca, con el ánimo de encontrar el vínculo que le una. Mauro Mistiano merece esa abierta acogida que la Sierra le ha ofrecido Ya es parte de nuestro patrimonio.
JUAN M. BERGES SÁNCHEZ
IMÁGENES DEL ARTÍCULO
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Como llegar
[i] Mayumea # 3 | Marzo 1985 | Pag. 17
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