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| Centro de Estudios de la Comunidad de Albarracín

Los Mayos a la Virgen de M. Polo y Peyrolón

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Manuel Polo y Peyrolón en su libro «Los mayos: novela original de costumbres populares de la Sierra de Albarracín (1878)» incluye esta versión de los Mayos a la Virgen que se cantaban en el siglo XIX en la Sierra de Albarracín. Aunque en la novela no se menciona a qué municipio pertenecen esos Mayos, parece evidente que son los de Albarracín como se puede ver en la comparativa de los versos descritos en la novela con los Mayos de Albarracín que reflejamos en este artículo.

I
Ya estamos a treinta
del Abril cumplido:
alegraos, damas,
que Mayo ha venido.
II
Ya ha venido Mayo,
Bien venido sea,
Regando cañadas,
Casando doncellas.
III
Ya llegó la noche,
Del oro más fino,
Que envidian los rayos
Del sol purpurino.
IV
Paso á retratarte;
Pero aquí mi lengua
Proseguir no sabe
Y a cantar no acierta.
V
No hay pluma que sirva
Ni pincel que copie
Al pintor poeta,
Tu gentil belleza.
VI
Tu pelo es madeja
Del oro más fino,
Que envidian los rayos
Del sol purpurino.
VII
Tu frente espaciosa
Es campo de guerra,
Donde Cupidillo
Plantó su bandera.
VIII
Esas tus dos cejas
Un poquito arqueadas,
Son arcos del cielo,
Y el cielo es tu cara.
IX
Esos tus dos ojos
Luceros del alba,
Alumbran el cielo
De mis esperanzas.
X
Tu nariz aguda
Como fina espada
Los más duros pechos
Sin sentir traspasa.
XI
Esas tus mejillas
Blancas, coloradas,
Son, niña, azucenas
Con rosas mezcladas.
XII
Esas tus orejas
No gastan pendientes
Aunque no te adornes
Te siguen las gentes.
XIII
Esos tus dos labios
Son clavel partido,
Que causan envidia
Al hermoso lirio.
XIV
Tu boca es chiquita,
Graciosa, risueña,
Con dientes menudos
Que parecen perlas.
XV
Ese hoyo pequeño
Que hay en tu barbilla,
Es la sepultura
Para el alma mía.
XVI
Tu garganta es, niña,
Tan clara, tan bella,
Que el agua que bebes
Hasta se clarea.
XVII
Tu pecho, señora,
Es arca cerrada,
Donde prisionera
Se encuentra mi alma.
XVIII
Esos tus dos brazos
De la mar son remos,
Que al puerto conducen
A los marineros.
XIV
Son esas tus palmas
Tan maravillosas,
Que en flores convierten
Todo cuanto tocan.
XX
Esos tus diez dedos,
Cargados de anillos,
Son de mis prisiones
Cadenas y grillos.
XXI
Tu cintura es junco
Que me hace ir temblando,
Pues temo se rompa
Cuando vas andando.
XXII
Tu pie es pequeñito,
Y el andar menudo
Con pasos como esos
Encantas al mundo.
XXIII
Zapatito negro
Con media calada:
Tan bella es la niña
Como recatada.
XXIV
Ya hemos dibujado,
Maya, tus facciones;
Ahora tu Mayo
Que te las adorne.
XXV
Quiérelo, doncella,
Quiérelo, mi dama,
Que es de buenos padres,
Y de gente honrada.
XXVI
Me ha dejado dicho:
Que vendrá mañana,
A darte los días
De Mayo á la entrada.
XXVII
Con esta y no más
Dejamos tu puerta:
Quédate en la cama
De flores cubierta.


  1. «Los mayos: novela original de costumbres populares de la Sierra de Albarracín, Manuel Polo y Peyrolón (1878)» (Enlace de descarga)
  2. Comparativa de los versos de Los Mayos de Albarracín con los que Polo y Peyrolon refleja en su novela de Los Mayos. (Enlace de descarga)
  3. «La Sierra de Albarracín y Polo Y Peyrolón: Historia de una relación ascética«, Roberto Sanz Ponce, (Rehalda nº 13, año 2010) (Enlace de descarga)
  4. Biografía de Manuel Polo y Peyrolón (Enlace a Wikipedia)
Manuel Polo y Peyrolon | Semblanza | P. Salvador Calvo

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Autor: Manuel Matas

Miembro de la Junta Directiva de CECAL

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