–Diana Navarro–

Imaginando, que tú estuvieras
Aquí a mi lado, aquí a mi vera.
Imaginando, que tú me dieras
Todas las cosas que yo te pidiera.

Te pediría que me dieras para mí una primavera,
Con una noche cargadita de estrellas,
Y el privilegio de ser yo quien más te quiera.
Rey mío y dios mío si quisieras.

Imaginando, que tú estuvieras
Aquí a mi lado, aquí a mi vera.
Imaginando, que tú estuvieras
Aquí a mi lado, aquí a mi vera.
Imaginando, que yo estuviera
A tu lado si tú quisiera imaginando…

IMAGINANDO

–Alberto Villén Pinilla–

¿Imaginando? En tus sueños desnudos
vivir por siempre. ¡Vives eternamente!.
¿Quién sabe cuánto vives en el basto planeta,
y dónde vives? !Solamente unos cuantos!
y entre ellos, solamente los que tienes al lado.

Imaginando, solamente imaginando
porque yo te imagino por dónde irás andando
y… ¿Cuándo estoy contigo?
¿No vives cuando no estoy? Al doblar la esquina
al salir de la habitación, al perder el ángulo ocular,
¿Dónde vives?

No hay edades, ni tiempos, ni espacios;
hay vidas solamente para unos cuantos.
Un mundo diferente en un abrir y cerrar de ojos,
tras un despiste, tras un flas, detrás de ti, de mi…

Para qué buscar la eternidad, si yo te escribo
y tú no estás, ni estarás; si no estoy, si no voy.
¿Cuándo tendré vida: para ti, para mí,
para los dos. Si tú no vienes y yo no estoy.
Se me hace difícil, imposible casi, pensar que uno vive
mientras el mundo que hemos escogido fenece.

Ahora voy a salir, y mi mundo, y mi vida, cambiarán
porque ya no estaré contigo, ya no,
estaré en otro lugar, en otra calle,
viendo, lo que no vivo, en otro lugar. ¡Ay, eternidad!
Se me hace eterno tener que imaginar.

Tú y yo vivimos y, puta casualidad, ni nos conocemos;
mientras, decimos, que los años no pasan en vano,
que el anhelo de nuestros sueños es llegar a envejecer.
¿Acaso imaginando se alcanza la eternidad?
¡Tal vez! porque en tu vida, yo, no encuentro el lugar.