Reproducimos a continuación este artículo de Juan Manuel Berges publicado en el primer número de la revista Mayumea 0 publicada el 24 de Junio de 1984.
Mayumea fue una revista de estudios y divulgación de la Coordinadora Cultural de la Sierra de Albarracín, iniciativa del Servicio de Cultura de la D.G.A., de la O.P. y de varias Asociaciones Culturales de los municipios de la Comunidad.
Historia de una esperanza frustrada: La Mesta de Albarracín (1ª PARTE)
Juan Manuel Berges Sánchez | Mayumea 0, 24/06/1984
Las peculiares características geomorfológicas de la Sierra de Albarracín, le configuran un hábitat idóneo para el desarrollo de la trashumancia, actividad económica que discurre paralela a la evolución histórica de sus pobladores. Ya en 1.299, D. Juan Nuñez de Lara expidió una Provisión imponiendo una «pecha» de dos maravedís y medio -impuesto y moneda de la época- por cada cien cabezas de ganado lanar, donde afirmaba que «sus vasallos no tenían ninguna otra riqueza que la lana».
Por esta causa, la explotación forestal y agrícola han ocupado hasta nuestro días un papel secundario, como principales elementos complementarios del ámbito pecuario, como así lo demuestra el empleo del método tradicional de «la derrota de las mieses, o campos abiertos», labores sin cercar que faciliten el pastizal Íibr e y el aprovechamiento de las rastrojeras, aunque lamentablemente se ha producido una involución del sistema en el mundo actual, provocando un deterioro irreversible en paisaje, de la masa forestal, y lo que es más grave, favoreciendo un grado de erosión, más acusado en las zonas marginales, así como la pérdida de pastos naturales que reducen en gran medida las posibilidades del ejercicio del pastoreo.
Orígenes.
No es aventurado sostener que nuestros antepasados del neolítico impulsaron la crianza del ganado, existen algunos testimonios arqueológicos que así lo confirman, pero es necesaria una prospección sistemática «Y metodológica de los yacimientos prehistóricos de la sierra, de otro modo seguiremos elaborando hipótesis teóricas de escasa o nula consistencia, que no suponen un avance sustancial de nuestros conocimientos.
Y de oscurantismo informativo podemos tildar las primeras referencias que nos introducen en la historia escrita. La Sierra de Albarracín era uno de los núcleos convergentes de la Celtiberia, y la tribu de Los Lobetanos su componente humano diseminado en diminutos reductos rurales -poblados- que ante cualquier conflicto bélico se refugian con sus ganados, arropados entre los rudimentarios bloques rocosos de su ciudad, Lobetum. Hasta sus muros, noticia incierta, se acercó Viriato con su hueste, para hostigar a sus moradores empleando la sutil técnica de escaramuzas, de emboscadas, de falsas retiradas, con la Única finalidad de robar sus ganados itinerantes como botín.
Inestabilidad permanente objeto de· solemnes tratados suscritos entre tribus limítrofes, destinados a proteger la marcha de los ganados por territorio hostil. El apoyo de Los Turboletas a los cartagineses frente a la romana Sagunto es una de las causas inmediatas, así’ como las «razzias» musulmanas se combatían eficazmente con el continuado traslado de ganado. Al medio físico, pues, se une la inseguridad de la guerra como agentes inmediatos de la trashumancia. Ha nacido el pastor guerrero, conocedor minucioso del terreno, de, vital trascendencia militar como guía de ejércitos, y, sin embargo, ¡qué paradoja! es el gran marginado de la historia: la victoria de las Navas de Tolosa es obra suya.
El tránsito Visigodo-Musulmán hasta la llegada de los Azagra.
El mundo visigodo no deja huellas materiales de su vitalidad y la estancia de la familia bereber Aben Razin en el solar de Santa Maria de Levante, Únicamente testimonia el florecimiento cultural de su corte, su andadura politica. Olvidado el sector económico, tal vez un mayor conocimiento de este per iodo esclarezca muchas de nuestras dudas. Los nuevos dominadores proceden del Atlas marroquí, zona montañosa de similares aptitudes económicasque la Sierra de Albarracín. Su único medio de vida es el pastoreo resultante de la rigurosa climatología del Magreb. El cambio ambiental no supone, pues, una ruptura, se trata de trasladar actividades paralelas. Por este motivo, pensamos que los dirigentes bereberes impulsarían el desarrollo de la ganadería con nuevas especies y técnicas traídas de su zona de origen. Incluso, la introducción de la raza merina ovina sería obra suya.
La entronización de los Azagra inaugura una etapa esencialmente institucional. De procedimiento consuetudinario pasamos a la certificación documental: El Fuero y la Carta Puebla ilustran el código jurídico vigente durante la Baja Edad Media e inicios de la Modernidad. Zona de frontera entre dos mundos diferenciados por su religión, ideología y estructura económica, el Señorío soberano de Albarracín prolongación temporal de la Taifa musulmana, utilizará hábilmente el viejo oficio de la diplomacia para mesurar las aspiraciones anexionistas de Aragón y Castilla.
La dimensión de las franquicias de Albarracín.
Las Comunidades aragonesas pusieron freno a los abultados privilegios de la Casa de Ganaderos de Zaragoza, Órgano centralista protegido por los monarcas. En 1.255, Jaime I concelezda y peaje a los ganados de Albarracín con dos finalidades evidentes: el libre tránsito del ganado por tierras de Aragón para acercar las diferencias que les separan y evitar el peligroso contacto tradicional con Castilla.
Junto con el privilegio del Montadgo otorgado por Juan I en 1.391, donde se traspasa a Albarracín la facultad privativa de los monarcas de engrosar en sus arcas los impuestos del Montadgo y herbaje aplicados a los ganados «forasteros», para evitar la emigración de sus habitantes a la vecina Castilla (vel per extraneos pascerentur dicta civitas grave depopula tiorus exterminium pateretur«), estos dos documentos caracterizan el ascendente impulso de la ganadería a lo largo de la Baja Edad Media, merced al mecenazgo de los monarcas, paralizado por la negativa política de Alfonso V y Fernando II.
Infraestructura viaria.
Se conjugan varias afirmaciones acerca del origen de las cañadas, caminos destinados desde antiguo al traslado de los ganados. Frecuentes las migraciones semestrales a través estas vías durante época celtibera, sin embargo es durante el dominio visigodo cuando se rescriben varios postulados relativos a los problemas que planteaba el tránsito de los ganados.
En nuestro país existen tres grandes redes de comunicación pecuaria: la Central o segoviana, la del Oeste o Leonesa y la del Este o Manchega. Las arterias que partían de la Sierra de Albarracín conectaban con esta última la Serrania de Cuenca, bifurcadas en dos ramales que conectaban con los invernaderos Andalucía y Murcia-Valencia. La densidad los rebaños aumentaba en las conocidas cañadas de Los Chorros, Molina, Teruel. La vereda Valencia y la de Serranos. Hasta nuestros días se ha utilizado la expresión «ir de vereda» como sinónimo de la trashumancia.
Sin embargo, las Sentencias de 1.326 dictaminadas por los jueces de Jaime 11, Rodrigo Gil Tarin y Alfonso Muñoz, contenidas en el libro de Pasos, constituyen el marco jurídico básico vigente hasta el s. XVII, destinado a proteger la infraestructura pecuaria (pasos, abrevaderos, majadas, dehesas…), o bien regular las relaciones humanas conflictivas que pueden surgir de su utilización. La encrucijada radial de los pasos de ganado actuales ―desconocidos por la Administración que es quien los administra― es el ejemplo más palpable de la pervivencia de unas disposiciones medievales que demarcaron secularmente estos caminos. En lo sucesivo, las Ordenanzas de la Mesta castellana, así como las Ordenanzas de la Mesta de Albarracín, complementadas con las reglamentaciones locales, formarán el· triángulo de acción del código agropecuario hasta la redacción de las Actuaciones de Deslinde del S. XIX.
Los pastores.
Antes de iniciar la marcha a primeros de noviembre, los rebaños se iban agrupando en la sierra durante el mes de septiembre, precisamente el día de S. Martín prescribían las impuestas por el «messeguero» o guarda de los sembrados a los ganados infractores, para evitar conflictos a la vuelta de tierras cálidas. A la cabeza se situaban las ovejas «manneras» o parideras para surtirse de los pastos más frescos. Los pastores a cuyo cargo estaban «el rabadan, et el cabannero e los sirventes de la cabanna», dirigían el rebaño de su «señor». Su importancia aparece reflejada en la Carta Puebla donde aparece reglamentado todo lo relacionado con los pastores bajo el epígrafe de «Fuero de Pastores». Eran contratados anualmente el veinticuatro de junio festividad de S. Juan Bautista y percibían retribuciones económicas elevadas para su tiempo: diezmo de los corderos, el octavo de los quesos, el diezmo de la lana de las ovejas «manneras» y de los carneros, el octavo de la leche de las cabras y el diezmo de los «bruscos». Además le correspondía al dueño del ganado darle toda la «annafaga» o vituallas por separado el día de S. Martín, y entregar el pan necesario para los perros. Su situación actual quizás no sea tan privilegiada.
APENDICE (IMAGENES DEL ARTÍCULO)
1. MASIA DE TOYUELA: En tiempos pasados, las heredades fueron el núcleo básico de explotación agropecuaria. El apellido Toyuela fue uno de los más ilustres de la Comunidad de Albarracín; esta familia destacó con brillantez en la disciplina jurídica.
2. MASÍA DE VILLALVA: Sin lugar a dudas la heredad de Villalva tuvo una dimensión económica importante. Los restos actuales dan testimonio de ello.
3. MASÍA DE LIGROS: Escondida entre los Montes del Patio del Rey Don Jaime y Muela Mediana, Ligros es un claro ejemplo de la dispersión humana característica del pastoreo en épocas ancestrales.
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