Reproducimos a continuación un artículo de José Manuel Latorre Ciria, Profesor de Historia Moderna y Contemporánea en la U. de Zaragoza, publicado en Turia, N. 129-130, IET 2019 en la que se hace una reseña biográfica de Juan Manuel Berges Sánchez y del Centro de Estudios de la Comunidad de Albarracín.
Con este artículo, la revista cultural Turia del Instituto de Estudios Turolenses ha querido conmemorar el primer aniversario de la desaparición de nuestro añorado compañero Juan Manuel Berges Sánchez, presidente de CECAL desde 2005 hasta 2016.
JUAN MANUEL BERGES Y EL CECAL
— José Manuel Latorre Ciria —
«La comarca de la Sierra de Albarracín es, con 4.483 habitantes, la segunda menos poblada de Aragón, pues sólo la del Maestrazgo reúne a un menor número de personas. Esta realidad poblacional no siempre fue así, pues existió un tiempo en el que la Sierra estuvo notablemente poblada. Si nos retrotraemos al siglo XVIII, observamos que la población asentada en este territorio en 1787 era de 11.329 habitantes. Una economía basada, fundamentalmente, en la agricultura, la ganadería y la industria textil lanera, permitió disponer de medios para sustentar una población que doblaba con creces a la actual. Después, el desarrollo de la revolución industrial, el despliegue de la economía capitalista y los cambios a ella asociados han llevado a la concentración de la actividad económica lejos de estos territorios de interior, expulsando a la población por falta de recursos económicos y vaciando el territorio, a pesar de los esfuerzos de los nativos por evitar el progresivo deterioro.
Las iniciativas encaminadas a detener la caída se han impulsado desde las administraciones, el mundo empresarial y las personas arraigadas en la tierra. También desde ámbitos culturales se ha trabajado, y se trabaja, por encontrar salidas que permitan evitar la desaparición de los pueblos y sus gentes. Desde la cultura se puede y se deben aportar reflexiones sobre el presente y el futuro del territorio y las personas que lo habitan. El estudio del pasado, en sus múltiples facetas, permite acercarse a las actividades del hombre, económicas y de otro tipo, observar las respuestas que los antepasados dieron a los problemas que les aquejaron, enriquecemos con sus experiencias y aprender de ellas. Todo ello puede ayudar a la construcción de un futuro mejor. Hacer memoria contribuye a generar conciencia, y trabajar en los distintos campos de la cultura sin duda es una forma de hacer «política», es decir, de ocuparse de la vida de la comunidad y sus personas. En definitiva, se trata de considerar la cultura como «generadora de conciencia y de integración social»[i].
Durante los años ochenta del siglo XX, se articuló un movimiento cultural, impulsado por las asociaciones culturales de la Sierra, que tuvo como instrumento de difusión la revista Mayumea, la cual aparecía con el subtítulo de Revista de la Comunidad Cultural de la Sierra de Albarracín; se publicaron ocho números, editados por la denominada Coordinadora Cultural de la Sierra de Albarracín, durante el período 1984-1987. La revista, según su propia confesión, pretendía «servir de aglutinante entre todos nuestros pueblos, incitar a la participación, motivar el ansia de saber, de progresar, de vivir mejor. . . » (Mayumea, 8, p. 3).
Los temas abordados en sus páginas fueron muy variados y en ella se pueden encontrar trabajos de historia, arte, educación, sanidad, ganadería, flora … , y también secciones de opinión, deportes o actualidad. El proyecto movilizó a las personas más dinámicas del territorio y son más de cuarenta firmas las que escribieron en la revista; entre ellas está la de Juan Manuel Berges Sánchez, persona siempre implicada en las iniciativas surgidas en la Sierra[ii]. .
Los editorialistas de la revista vislumbran que su futuro depende de la creación de un ente que le dé cobertura jurídica, más allá de la Coordinadora Cultural. En las I Jornadas sobre la Sierra de Albarracín, celebradas en diciembre de 1986, surgió la necesidad de crear una Sección Cultural de la Comunidad que sirviera para encauzar y desarrollar las diversas iniciativas (Mayumea, 8, p. 3). Sin embargo, este proyecto no prosperó, la revista dejó de publicarse y la Coordinadora se diluyó.
La creación del Centro de Estudios de la Comunidad de Albarracín (CECAL) nace en otro contexto y con otras personas, salvo los casos de Juan Manuel Berges y Javier Martínez, pero de alguna manera vino a materializar ese deseo expresado en el editorial del último número de la revista Mayumea. La iniciativa surge a partir del desarrollo de un proyecto de investigación centrado en la histórica Comunidad de Aldeas, y patrocinado por la misma[iii], que agrupó a varios historiadores y vio la luz bajo el título de Estudios históricos sobre la Comunidad de Albarracín[iv]. Allí se abordó un amplio estudio sobre la Comunidad, desde sus orígenes en la Edad Media hasta la actualidad, recogiendo y transcribiendo las distintas ordinaciones por las cuales se ha regido su funcionamiento, incluidas las más recientes. Se estudiaron también algunas de las actividades económicas con fuerte implantación en el pasado, como la ganadería o la siderurgia tradicional, las vías pecuarias en el primer tercio del siglo XX y la hacienda de la Comunidad a comienzos de la Edad Moderna.
El grupo de autores de este libro pensó en dar continuidad al trabajo creando una asociación cultural que se abriera a todas las personas que lo desearan y que abordara un amplio trabajo cultural en la Sierra, dando continuidad a lo que había quedado inconcluso en los años ochenta y abriendo nuevos caminos. Se trataba de seguir trabajando en la recuperación y difusión de la cultura como palanca válida para el desarrollo de la Sierra. Para ello se creyó oportuno la creación de un centro de estudios e investigaciones científicas y culturales cuyo fin inmediato fuera el fomento y difusión de la ciencia, la cultura y la acción cultural en general. Así nace, en 2004, el CECAL, que lleva por nombre el de la institución histórica que ha articulado buena parte del devenir histórico del territorio, aunque su ámbito de actuación se extiende a toda la división administrativa conocida como Comarca de la Sierra de Albarracín, que engloba los territorios de la Comunidad más las localidades de Rubiales y Gea de Albarracín. Su local social se estableció en Tramacastilla, lugar donde tiene su sede la Comunidad de Albarracín, que cedió gratuitamente un espacio para uso del centro.
Los estatutos de la asociación, en su artículo dos, especifican que
«Son fines del Centro de Estudios de la Comunidad de Albarracín el fomento y difusión de la ciencia, la cultura y la acción cultural en general, la promoción y coordinación de iniciativas individuales, colectivas o institucionales en dicho campo, la protección del patrimonio histórico cultural, el estudio de tradiciones y costumbres, la organización y mantenimiento de archivos, de bibliotecas gráficas, sonoras o de imágenes y de exposiciones, muestras y museos, la organización de ciclos de conferencias, jornadas, seminarios y cursos de formación, de divulgación o de estudios, la realización de publicaciones y de ediciones de obras, investigaciones y textos literarios, artísticos, etnográficos, históricos, económicos o sociales en general, la convocatoria de premios y concursos y la concesión de premios, becas y ayudas de investigación, así como cuantas actividades tengan relación con los fines expresados … » .
La fuerza del CECAL, desde un principio, se estimó que debía de proceder de sus socios -actualmente 521-, a los cuales corresponde aportar las iniciativas y el trabajo para conseguir los fines. También contribuir con su aportación económica al sostenimiento del centro y de sus actividades, garantizando así una base económica mínima estable, elemento muy necesario para preservar la independencia de criterio. En cuanto al sustento económico, cabe señalar que el CECAL ha contado con el apoyo de los ayuntamientos, convertidos en socios con una cuota especial, de la Comunidad, la Comarca, la Asociación para el Desarrollo Rural Integral de la Sierra de Albarracín y la Fundación de Desarrollo de la Comunidad de Albarracín. Las personas que dirigen estas instituciones siempre han mostrado sensibilidad hacia la tarea desarrollada y respeto por el trabajo realizado, sin pretender coartar la independencia del centro.
Inicialmente, el grupo de personas impulsoras de esta iniciativa estuvo formado por Juan Manuel Berges Sánchez, José Manuel Latorre Ciria, José Luis Castán Esteban, Eloy Cutanda Pérez, Javier Martínez González y Pedro Saz Pérez, a los que se unieron, casi de inmediato, Raúl lbáñez Hervás, María del Carmen Martínez Samper, Luis Martínez Utrillas y José Manuel Vilar Pacheco; años después se incorporan Manuel Matas Velasco y Alberto Villén Pinilla. Me cupo el honor de ser el primer presidente, durante unos meses, de la recién nacida asociación, hasta que otras tareas requirieron mi atención y debí dejar la primera línea, pasando a ser un socio más. Por voluntad del grupo de personas mencionado, fue Juan Manuel Berges el nuevo presidente; era, sin duda, la persona más adecuada, por sus cualidades, relaciones y formación, para llevar a buen puerto este proyecto.
Juan Manuel Berges enlazaba con la tradición de iniciativas culturales de la Sierra y con las personas que las llevaron a cabo, dando continuidad, aunque con nuevos enfoques y personas, a proyectos como el que se articuló en torno a Mayumea. Su implicación personal con la sociedad de la Sierra, la amplia red de amistades y complicidades que mantenía, eran un capital fundamental para el proyecto del CECAL. A ello se unía su entusiasmo, su fe en el proyecto, su amor a la tierra y a las gentes que le vieron nacer, su tenacidad, su inacabable capacidad de trabajo, todas ellas cualidades imprescindibles para sortear las inevitables dificultades que en todo proyecto nuevo surgen.
Por otra parte, Juan Manuel se dedicaba, profesionalmente, a la banca, donde alcanzó cargos de responsabilidad en una conocida entidad de crédito; su trabajo profesional implicaba dirigir estudios y desplegar su don de gentes, su capacidad para la negociación y el consenso, además de sus cualidades de profesional serio y excepcionalmente trabajador. Este bagaje acumulado en su experiencia laboral habría de ser fundamental en la dirección del CECAL, donde se mostró como un excelente coordinador del equipo de trabajo que ha levantado el centro, cuyos integrantes se han señalado. Ha sido una tarea de equipo, donde todos han aportado lo mejor de sí, y para ello ha sido muy importante la gestión realizada por Juan Manuel; las mejores y más cualificadas individualidades pueden hacer zozobrar un proyecto sin una adecuada coordinación. Por tanto, este factor humano, este saber estimular y lidiar con las dificultades y los inevitables roces en todo colectivo humano, se erige como una de sus grandes aportaciones; fue un excelente director de una orquesta formada por magníficos solistas[v].
Su experiencia profesional en la gestión económica, su capacidad para conseguir recursos y administrarlos adecuadamente, con seriedad y rigor acreditados, y su buena reputación personal han permitido al CECAL disfrutar de una buena financiación, también favorecida por la excelente disposición que siempre han mostrado los gestores de los organismos públicos que actúan en la comarca.
Juan Manuel reunía también una cualidad importante, diría que básica, para dirigir un centro de cultura, su sólida formación intelectual y su experiencia como investigador. Su ocupación fundamental, aquello que le permitía vivir a él y su familia, era la banca, pero su capacidad de trabajo y su pasión por la Historia le permitió alumbrar una importante producción científica. Se licenció en Historia y más tarde obtuvo su doctorado en la Universidad de Zaragoza, con una tesis muy sólida, que obtuvo la máxima calificación, otorgada por un tribunal de especialistas. Fue una tesis con una base documental excepcional, voluminosa, elaborada con paciencia y tesón durante años, que presentó con el título de Actividad y estructuras pecuarias en la Comunidad de Albarracín (1284-1516). El CECAL, en 2010, publicó una síntesis de la misma[vi]. Este es su trabajo fundamental, pero no el único[vii]. En su larga producción bibliográfica podemos encontrar trabajos relacionados con la ganadería y los pastores, estudios sobre las instituciones, acercamientos a las minorías -mudéjares y judíos o el culto a la Virgen del Tremedal, una de sus pasiones, al que dedicó infinidad de horas de trabajo. Por otra parte, ha sido colaborador habitual en las Jornadas sobre Patrimonio Cultural Inmaterial de la Sierra de Albarracín o en la revista Rehalda.
La bondad de la elección como presidente de Juan Manuel, que se presumía por las cualidades que le acompañaban, se vio confirmada por la realidad de sus actuaciones al frente del grupo de trabajo mencionado. El CECAL ha desplegado, bajo su dirección, una amplísima actividad en un reducido número de años. Coincidiendo con el décimo aniversario, haciendo balance de esa década, él mismo escribía:
«Y visto en retrospectiva nos abruma la vorágine del esfuerzo desplegado durante esta década y el ingente volumen y versatilidad de publicaciones, catálogos, charlas, jornadas, presentaciones … , actividades en definitiva que hemos desarrollado y hemos puesto a vuestra disposición cumpliendo escrupulosamente con los criterios básicos que decidimos debía presidir nuestra asociación: el carácter divulgativo ligado a una marca de calidad».
El CECAL hizo balance de sus actividades publicando en formato digital -en un disco compacto todas sus publicaciones, por lo que no es necesario volver a reiterar lo recopilado con motivo de esa efeméride, también recogido en la web del centro, donde se da cuenta de todas las actividades del mismo[viii]. Sin embargo, sí es oportuno destacar algunos de los trabajos más significativos porque nos orientará acerca de las características del centro y de la calidad de su trabajo.
Una parte significativa de los recursos se han dedicado a las publicaciones de libros, donde me gustaría destacar aquellos que proceden de investigaciones sólidas que se convirtieron en tesis doctorales de sus autores. Aquí cabe mencionar la tesis de Juan Manuel, pero también las desarrolladas por José Manuel Vilar[ix] -sobre léxico-, Eloy Cutanda[x]-‘La Comunidad en la Edad Moderna-, Pedro Saz[xi] -la sociedad serrana en el período 1910-1936-y José Luis Castán[xii], sobre el fin de los fueros medievales.
Se ha prestado atención, por otra parte, a las manifestaciones de la religiosidad, a los cultos, cuestión de enorme relevancia en el pasado, donde la religión ocupó un lugar central en la vida de las personas; hoy, una parte de ese mundo permanece vivo, al menos en el corazón y la mente de los más mayores, que por otra parte son los más numerosos en la Sierra de Albarracín. La Virgen del Tremedal[xiii] ha contado con especial atención, que se plasma en varias publicaciones, algunas de ellas ediciones facsímiles de obras antiguas; las ermitas, tan abundantes en el mundo rural, tan asociadas a los santos protectores, han tenido su hueco en el catálogo de publicaciones[xiv].
Los temas históricos han abundado en la lista de títulos, pero no faltan otras temáticas, como las relacionadas con el arte[xv], la música[xvi], la geografía[xvii], la flora[xviii], la gastronomía[xix] o las abundantes fuentes-» dispersas por los montes de la Sierra[xx]. También encontramos ediciones de textos antiguos especialmente relevantes por el caudal de información que nos suministran[xxi].
Junto a las monografías, el CECAL publica la revista Rehalda[xxii], magníficamente dirigida primero por Eloy Cutanda y después por José Manuel Vilar, de la que ya han visto la luz veintiocho números, con artículos sobre temas muy diversos: historia, patrimonio, naturaleza, economía, educación … Su vocación es ser un cauce para la divulgación, abordando las distintas temáticas con seriedad y rigor, pero con un lenguaje comprensible para todos los públicos.
Al margen de las publicaciones, el CECAL ha organizado exposiciones, ha participado en las semanas culturales de los distintos pueblos, ha preparado congresos y jornadas sobre distintas problemáticas y ha puesto en marcha el proyecto de investigación sobre el Patrimonio Cultural Inmaterial de la Sierra de Albarracín. También se ha acercado a los escolares, con publicaciones de puzles educativos, y ha procurado dar voz y participación a los profesores que prestan sus servicios en los centros escolares de la Sierra, sin duda un capital humano muy necesario para la continuidad del proyecto. Asimismo, ha colaborado en iniciativas culturales de la Comunidad y la Comarca, participando, por ejemplo, en jurados de premios literarios.
Cabe destacar, igualmente, las convocatorias de becas de investigación, fundamentales para seguir creando conocimiento.
A modo de resumen, se puede afirmar que el CECAL es un poderoso instrumento cultural, necesario para crear conciencia y cultivar los valores del espíritu, intangibles pero necesarios para que una comunidad humana pueda desarrollarse. La labor de Juan Manuel Berges y del equipo de personas que le ha rodeado ha sido fundamental en esta creación y lo seguirá siendo, pues el legado permanece y debe ser cuidado con mimo y delicadeza. El CECAL pertenece a la sociedad en la que se inserta y a la que aspira a servir. La perseverancia en las virtudes que mostró Juan Manuel -seriedad, rigor, trabajo infatigable, creencia en la tierra y sus gentes, capacidad de aglutinar voluntades, generosidad … será la mejor manera de seguir avanzando y consolidando un proyecto que es necesario y merece una larga vida.»
NOTAS
[i] J. Gomá, «Las sociedades democráticas están necesitadas hoy de un ideal que suscite entusiasmo«, Turia, 112, 2015, p. 346.
[ii] De entre las más de cuarenta personas que firman artículos en la revista Mayumea, cabría destacar a los que aparecen con mayor frecuencia: Alberto Villén, Ricardo Esteban, Ildefonso Barrera, Rafael Andrés, José V. Hidalgo, Maribel Mínguez, Casimiro Torres, Eloy Moreno o Manolo González.
[iii] Aquí conviene reflejar el interés y apoyo mostrado por los representantes de la Comunidad de Albarracín y, en especial, de su entonces presidente, Carlos Muñoz.
[iv] J. M. Latorre Ciria (coord.), Estudios históricos sobre la Comunidad de Albarracín, 2 vol., Tramacastilla, Comunidad de Albarracín, 2003. Los autores que participaron en este libro fueron: Juan Manuel Berges Sánchez, José Luis Argudo Pérez, José Luis Castán Esteban, Eloy Cutanda Pérez, Javier Martínez González, Carlos Mas Arrondo, Pedro Saz Pérez, Patricia García Pérez, Osear Lázaro Fernández e Isabel Pérez Pérez. Una síntesis divulgativa puede verse en La Comunidad de Albarracín, Teruel, !ET, Col. Cartillas Turolenses, n.º 24, 2006.
[v] Las personas que han formado parte de la junta Directiva, durante el mandato de Juan Manuel Berges, han sido José Luis Castán Esteban, Eloy Cutanda Pérez, Raúl Ibáñez Hervás, María del Carmen Martínez Samper, Luis Martínez Utrillas, Manuel Matas Velasco, Pedro Saz Pérez, José Manuel Vilar Pacheco y Alberto Villén Pinilla.
[vi] J. M. Berges, Actividad y estructuras pecuarias en la Comunidad de Albarracín (1284-1516), 2010.
[vii] J. M. Berges y M. A. Motis, Los judíos de Albarracín en la Edad Media: claves y encrucijadas en los umbrales de la integración y el desencuentro, 2014 | J. M. Berges y R. lbáñez, El culto a la Virgen del Tremedal, 2012. | J . M. Berges y C. Villanueva, «El me dio peaje de Albarracín: evolución del impuesto, privilegios eximentes y pleitos», Aragón en la Edad Media, 19, 2006, pp. 563-588. | J. M. Berges, «Para una historia de las instituciones pastoriles en Aragón: la Mesta de Albarracín a través de sus ordinaciones», en J. L. Castán Esteban y C. Serrano Lacarra, La trashumancia en la España mediterránea: historia, antropología, medio natural, desarrollo rural, Zaragoza, Rolde de Estudios Aragoneses, 2004, pp. 263-364. | J. M. Berges, «Las comunidades mudéjares de Gea y Albarracín según la documentación notarial del siglo xv: no tas para su estudio», en Actas del VIII Simposio Internacional de Mudejarismo, Vol. 1, Teruel, Centro de Estudios Mudéjares, 2002, pp. 333-365. | J. M. Berges, «El intervencionismo de la monarquía en el régimen municipal de Albarracín en el siglo XV, según las ordinaciones de 1438», en J. M. Latorre Ciria (coord.), Los Fueros de Teruel y Albarracín, Teruel, Instituto de Estudios Turolenses, 2000, pp. 209-226.
[viii] En la web del CECAL pueden verse todas las publicaciones y actividades que ha ido desarrollando a lo largo de los años: https://cecalbarracin.org/
[ix] J. M. Vilar, Léxico y cultura popular de la Sierra de Albarracín, 2008.
[x] E. Cutanda, La Comunidad de Albarracín en los siglos XVI y XVII (Hacienda, elites y poder), 2010.
[xi] P. Saz, Entre la utopía y el desencanto: La Comunidad de Albarracín en la encrucijada del cambio (1910-1936), 2005.
[xii] J. L. Castán, El final de los fueros de Teruel y Albarracín, 2009.
[xiii] F. Lorente, Historia panegírica de la aparición, y milagros de María Santísima del Tremedal, 2005. | F. Lorente, Compendio de la historia de Ntra. Sra. del Tremedal, 2009, facsímil. | F. Lorente, Compendio de la historia de la aparición y milagros de Nuestra Señora del Tremedal Venerada en un monte del lugar de Orihuela … , 2009, facsímil. | J. A. Jarque, Historia Breve de la milagrosa aparición de la Santísima Virgen en el Tremedal, monte de Orihuela, en la Comunidad de Santa María de Albarracín, 2009, facsímil.
[xiv] M. Matas, Las ermitas de la Comarca de la Sierra de Albarracín, 2015.
[xv] Vid. los trabajos de C. Martínez, Por la ventana. La prosémica del espacio, 2008. | Adolfo Jarreta: de la forja tradicional a la forja del arte, 2014
[xvi] Publicaciones de J. M: Muneta, La guitarra: Dos cuadernos del Archivo de Música de la Catedral de Albarracín, CECAL 2010
[xvii] J. L. Peña, M. Sánchez, M. ª V. Lozano ( coords.), Las formas del relieve de la Sierra de Albarracín, 2010.
[xviii] G. Mateo, Introducción a la flora de la Sierra de Albarracín (Teruel), 2009.
[xix] A. Fornés yJ. L. Aspas, Platos de siempre de los Montes Universales, 2010.
[xx] R. Ibañez, Fuentes, manantiales y otros puntos de agua de la Sierra de Albarracín, 2015.
[xxi] I. de Antillón, Descripción del Partido de Albarracín en 1795, 2006. | D. Murciano, Breve y verdadera relación de las cosas … más notables que en la ciudad ele Sancta María de Albarrazin…, 2007. |T. Collado, Historia ele Albarracín, 2011.
[xxii] Rehalda. Repisa o vasar en torno a la campana de la chimenea (En torno a Rehalda).
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Juan Manuel Berges y el CECAL. José Manuel Latorre Ciria, Revista Cultural Turia, 129-130, IET 2019