Como homenaje póstumo a nuestro compañero Juan Manuel Berges, iniciamos una nueva sección de nuestra página que llevará su nombre, cuyo fin será recoger textos y testimonios relacionados con su figura y su obra. Algunos serán inéditos, otros rescatados de diferentes fuentes. Queremos que sea una sección abierta a colaboraciones de autores independientes que quieran compartir con nuestros lectores textos relacionados fundamentalmente con su faceta literaria. Así mismo al pie encontraréis un un formulario de comentarios, donde podéis reflejar vuestras opiniones y/o ampliar el tema tratado en el artículo.
Es casi obligado empezar una sección como esta con un texto biográfico. Y si es uno escrito con el corazón por un amigo, compañero y continuador de su tarea al frente de CECAL, tanto mejor que mejor: Os ofrecemos una carta abierta de Pedro Saz Pérez actual presidente de CECAL.
Carta epistolar sobre un amigo excelente (que se nos fue)
¿Qué le pasa al tío Pedro? Era la frase que Juan Manuel Berges repetía cada vez que nos veíamos o cuando descolgaba el auricular y acertaba a reconocer mi voz. Esa era su inveterada costumbre desde que nos conocimos unos quince años atrás, cuando el profesor José Manuel Latorre confeccionó un grupo humano para intentar poner fin a la indolencia con la que se había tratado hasta entonces la vida cultural en la Sierra de Albarracín. Esta iniciativa encontró el camino abonado gracias al interés y la generosidad de Carlos Muñoz, el entonces presidente de la Comunidad de Albarracín. A partir de ese momento, un entusiasta grupo de personas —la mayor parte historiadores como el propio Juan Manuel— pusieron en marcha el Centro de Estudios de la Comunidad de Albarracín (CECAL).
Cómo olvidar aquellos instantes cuando comenzamos una singladura que todavía perdura. Los primeros trabajos y la excelente dirección de José Manuel Latorre fueron asentando el proyecto. En el año 2005 Juan Manuel Berges accedió a la presidencia y, bajo la misma, el CECAL adquirió la madurez necesaria como para ser considerada una de las asociaciones culturales más importantes de la provincia de Teruel. Todo ello se lo debemos. Aportó a su cargo la extraordinaria capacidad de organización que poseía y no solo para configurar la estructura del Centro, también para realizar el trabajo de campo en las numerosas investigaciones que iba realizando y que en su mayor parte tuvieron lugar en cada uno de los pueblos de la Sierra. Lo cierto es que nunca sabré de dónde sacaba tiempo para todo, porque daba la impresión de que iba sobrado para cualquier empresa en la que se embarcara… ¡Ah! perdonen, no lo he dicho todavía pero nuestro querido amigo trabajaba en una entidad bancaria. Aun así, en su tiempo libre pudo acudir a recónditos parajes de la Sierra escudriñándolos a conciencia. Con la información obtenida pudo realizar sus artículos o participar en libros como el de las Rutas de la trashumancia… todos los fines de semana que podía se subía al todoterreno y visitaba las cañadas, veredas, cordeles y pasos con los que iba tejiendo las otrora rutas por donde los ganados de la Sierra acudían al extremo.
Otra de sus inquietudes que me trasmitió en su momento estaba relacionada con el culto a la Virgen del Tremedal y todavía recuerdo la exposición que realizó junto a Raúl en la iglesia de Orihuela. Aunque para ser sinceros, donde me dejó una marcada huella fue con dos libros realizados a base de un exhaustivo trabajo (por otra parte fácil de comprobar al observar la calidad y rigurosidad del texto) sobre las actividades pecuarias en la Comunidad de Albarracín durante la Edad Media y, más recientemente, la obra sobre los Judíos en Albarracín. A buen seguro, los miembros del CECAL que asistimos a su presentación en la antigua sinagoga de Albarracín —en la actualidad conocida como la ermita de San Juan— todavía lo recordamos, así como el maravilloso concierto de música medieval que culminó el acto. Ni por un momento me olvido de otra de sus pasiones como era la apicultura y el concienzudo estudio que presentó en una de las Jornadas del PCISA. Por supuesto en esta relación no podíamos dejar de lado su más ímprobo y extenso trabajo, todavía inédito aunque esperamos que no por mucho tiempo. Así pues las parideras, chozos, apriscos y demás construcciones ganaderas de la Sierra de Albarracín dejaron de ser un secreto para Juan Manuel que recorrió todos sus rincones para poder catalogar las huellas pastoriles.
Y por último, si me permiten, les voy a contar un emotivo recuerdo que no olvidaré jamás. Hace cinco años tenía previsto presentar mi primera novela en Monterde de Albarracín pero no pude asistir al estar convaleciente de una intervención quirúrgica. Para sustituirme acudió mi hija aunque fue Juan Manuel quien mantuvo el acto y cuando en plena intervención me conectaron por teléfono y escuché sus elogios, la emoción me embargó de tal modo que no pude articular palabra alguna. Y esa era precisamente otra de sus virtudes, muy amigo de sus amigos y siempre dispuesto a ensalzar además de escuchar, poseía la virtud y capacidad suficiente como para pronunciar las palabras precisas en el momento oportuno. Quizás piensen que tantas alabanzas se deben a que ya no se encuentra entre nosotros y que ellas responden tan solo a la clásica y, al mismo tiempo, denostada exaltación con la que solemos ensalzar a quienes nos dejan. Yo les puedo asegurar que no es así. Y como inequívoca muestra de mis argumentos tenemos la gran cantidad de personas que acudieron los días 14 y 15 de abril para despedirle en su nueva singladura, así como el recogido e inenarrable sentimiento de respeto que se percibía en dicho adiós.
En la actualidad existe un nuevo presidente en el CECAL, con toda seguridad vendrán otros más debido a la inexorable exigencia del paso del tiempo que va quemando etapas en nuestra vida, pero Juan Manuel siempre será recordado como nuestro Presidente. Se lo ganó a pulso. Por su recuerdo y también por todos nosotros estamos obligados a seguir adelante, se lo debemos a él y a la Comarca y Comunidad de Albarracín por las que tanto luchó. Con todo el sentimiento y corazón nos despedimos de Juan Manuel Berges Sánchez cada uno de sus compañeros y compañeras del CECAL. Hasta siempre querido amigo.
Pedro Saz Pérez
Presidente de CECAL

Juan Manuel Berges Sánchez (1960-2018)
17 abril, 2018 en 21:30
Son unos días tristes por la perdida de una gran persona, y en estos momentos debemos estar al lado de su familia.
Pero por esa razón, por ser una gran persona, no podemos quedarnos parados sino que tenemos que continuar con el camino que él, junto con otras personas, nos abrió en la cultura de la Sierra de Albarracín.
En unos días se celebrará la Junta de socios del CECAL y tiene que ser un nuevo compromiso de seguir luchando por un gran proyecto como homenaje a Juan Manuel Berges. Tenemos que ser herederos de su amor y de su compromiso por la cultura de la sierra de Albarracín. Tenemos su trayectoria como un buen ejemplo.
17 abril, 2018 en 22:49
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